Estereotipos
Un ejemplo muy fácil para ilustrar esto, es el típico personaje de «ladrón»:
Muchas veces podemos ver que hay actores que se van al estereotipo del hombre malo «maloso» – malo «malote», sin corazón, que pronuncia mal las palabras o que tiene un determinado tono de voz o que tiene ciertos gestos.
El resultado es, un personaje repetido hasta el cansancio – personaje estereotipado – y que seguramente no transcenderá en el espectador.
El actor debe trabajar el personaje desde el principio, desde el «Sí Mágico», o sea, desde adentro, y no desde afuera. Seguramente el resultado será muy distinto.